¿Se puede prevenir la Eimeriosis en terneros?


Los terneros, pueden verse afectados, por unos parásitos denominados coccidios, que forman parte de los agentes etiológicos de la diarrea neonatal de los rumiantes.
Dentro de los coccidios, se encuentra el género Eimeria y formando parte de él, se han identificado más de 20 especies (Bohrman 1991), aunque son Eimeria zuernii y Eimeria bovis, las que presentan un mayor poder patógeno, habiéndose detectado en Europa otras 11 especies más, de las 20 descritas mundialmente.
En la mayor parte de las infecciones animales, se trata de una infección mixta, y las especies con mayor poder patógeno son las que, cuando completan la fase endógena en vellosidades intestinales o glándulas de Lieberkühn, producen consecuencias clínicas entre las que se encuentran: enteritis catarral, diarrea, que puede ser sanguinolenta por la destrucción de la mucosa intestinal, pérdida de la condición corporal y/o muerte de los animales más afectados.
Hace pocos días, recibimos unas muestras de un ternero con cuadro neurológico y diarrea sanguinolenta. El veterinario (Óscar), que se encarga de dicha explotación, ya nos comentó que  sospechaba de Eimeriosis, tanto por los signos clínicos, como por haber sido ya la explotación positiva en el pasado.
Para confirmar las sospechas clínicas, junto con el resto de las muestras recibidas, se procesaron haciendo un McMaster modificado y posterior esporulación in vitro, para la identificación de ooquistes.
De las muestras enviadas, todos los animales fueron positivos y las cargas obtenidas oscilaron entre los 9-43.128 opg (ooquistes por gramo de heces). Siendo la muestra del animal de los signos clínicos la que coincidió con la mayor carga detectada.


 Imagen 1: ooquistes de Eimeria zuernii, extensión directa de heces y sangre fresca

                   Imagen 2: presencia de sangre fresca en la extensión directa de heces


Como se observa en la Imagen 1, se pueden observan numerosos ooquistes por campo, con presencia de sangre fresca en una de las extensiones en fresco realizadas de las heces, como se aprecia en la Imagen 2.

Pero ¿Qué se puede hacer para prevenir los problemas producidos por Eimeria?
  • En primer lugar, cabe destacar que un contacto controlado y prolongado con estos agentes etiológicos, es beneficioso, para que desarrollen inmunidad adquirida parcial. Por este motivo, si detectamos en análisis coprológicos presencia de ooquistes de Eimeria, pero no hay signos clínicos en los animales, no debemos influir en el ecosistema creado entre parásitos y hospedadores, solo tenemos que mantener las medidas de manejo establecidas en la explotación.
  • Además, es imprescindible recordar, que en ningún caso, cuando establecemos protocolos terapéuticos, esperamos “exterminar” a los parásitos, solo pretendemos que se reestablezca el contacto controlado entre parásito y hospedador. En este sentido, debemos conocer que no todos los principios activos que utilizamos son coccidicidas (toltrazuril diclazuril), algunos, solo tienen acción coccidiostática (amprolio), cortando el ciclo biológico en fase de esquizogonia, que es la más inmunógena (algo a tener en cuenta, para el desarrollo de la inmunidad adquirida parcial).
  • La separación de los animales en lotes, por edades, hace que separemos aquellos adultos que generalmente son portadores asintomáticos, de los jóvenes, que se encuentran desarrollando “sus defensas” frente a distintos agentes parasitarios. Es importante esta separación, porque algunos adultos, pueden llegar a excretar gran cantidad de formas parásitas con las heces y contaminar el medio ambiente, facilitando la infección de animales más jóvenes y posibilitando la presencia de signos clínicos.
  • Las formas parásitas que tanto jóvenes infectados, como adultos, eliminan al medio ambiente, no son infectantes, es decir, requieren de un tiempo en el medio ambiente, siempre con humedad relativa elevada para esporular y ser infectantes. Por este motivo, las medidas de higiene como limpieza de las camas, si los animales se estabulan por la noche, o la separación de animales enfermos con procesos diarreicos de los sanos, dificulta nuevas infecciones animales.

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